sábado, 17 de agosto de 2013

Religión: la peor pandemia de la historia de la humanidad.

La religión es una enfermedad mental. Los afectados creen en personajes imaginarios, realizan actos extraños y se mueven de forma caótica y ausente de razón.

Dependiendo del grado de evolución de la enfermedad, los síntomas pueden variar.

En casos leves, el enfermo cree en la existencia de personajes inexistentes (profetas, unicornios, gnomos, elefantes  semihumanos de múltiples brazos...) sin ninguna consecuencia extraordinaria. A veces, como aquellos niños que tienen un amigo imaginario en su infancia, visitan a su personaje de forma periódica, le hablan y le piden cosas. En caso de que esas peticiones sucedan por casualidades de la vida o causalidades del trabajo, le agradecen fervientemente el favor concedido.

Es un problema menor, una enfermedad que puede no alterar demasiado la vida de la gente... en sus versiones leves. El problema como todo es cuando la enfermedad se acentúa y alcanzamos niveles mucho más graves.

Los casos graves pueden provocar paranoias y brotes de agresividad. Desde tiempos inmemoriales, esta enfermedad ha eliminado miles de millones de vidas, siendo la pandemia más importante de la historia. No estudiada como enfermedad (sino como creencia supersticiosa legítima y común), la religión ha causado muertes debido a esos brotes paranoico-agresivos. Los sujetos gravemente afectados no soportan la creencia en otras religiones o la ausencia de la misma y deciden que la mejor manera de solventarlo es acabar con esa persona no enferma.

Constantemente los enfermos intentan contagiar a las personas que no tienen dicha enfermedad (como si de una legión de zombies se tratase) mientras que en caso de una resistencia demasiado grande deciden con acabar de la vida del susodicho. Cuando dos grupos de enfermos afectados con personajes imaginarios diferentes se encuentran, suele acabar en masacre, siendo por este dato la mayor pandemia de la historia. Como veis, no es una muerte directamente causada por la enfermedad sino consecuencia de los brotes esquizofrénicos de esta. 

Se han dado casos (extremos) de afectados que han llegado a inmolarse por su unicornio de turno, en promesa de una vida mejor. Un pequeño enanito se lo susurró a la oreja.

A lo largo de la historia ha sido una pandemia incontrolable. En épocas como la edad media, terminó con la vida de cientos de miles de personas. Actualmente, sus casos más graves están controlados en prácticamente todo occidente, quedando únicamente enfermos graves en Oriente medio y parte de África. No obstante puedes encontrar enfermos en todos los países y lugares, de todo tipo, color y raza.

Esperemos que pronto sea una enfermedad controlada y no provoque más muertes. Los Unicornios no se merecen eso.