viernes, 31 de octubre de 2008

Corazón de Otoño

¡Qué suplicio!, tener que tragarme todos los días el corazón de los cojones a la hora de comer... es lo que tiene estar en casa de las abuelas. En fin... Al menos me enteré de que el novio de Falete (si, uno mu gordo que no se sabe si es hombre o mujer) ha fingido un secuestro. La verdad, no sé que es peor, si que lo sala toda esa morralla en la tele, o que la gente lo vea. Bueno, sí lo sé, que la gente lo vea. Desde mi punto de vista, y siendo claros, la gente que ve eso es porque su vida no es lo suficientemente interesante y se tiene que dedicar a chismorrear de vidas ajenas.
Luego están los zánganos esos que salen, que en su mayoría no tienen otro oficio que liarse con unos y con otros, casarse y descasarse para así no tener que trabajar. No viven mal, pero vender mi intimidad por unos pocos euros... Al menos por un chalet en la moraleja.
Entre alcaldes corruptos, toreros, actores de pacotilla y cuentistas aparece un papel no menos importante en el mundo del corazón: los periodistas paparachis. Maria Patiño dando voces y no se quién poco más o menos, menos mal que se llaman "tertulias" de corazón, que si se llegan a llamar discursiones salen a tiros.

Resumiendo, la tele es un asco. Eso sí, como diría Groucho, ha realizado un gran lavor por mi educación, cada vez que alguien la enciende, me voy a leer al cuarto.

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