domingo, 4 de enero de 2009

España

España es un país singular. Y no es nuevo eso. Ya antes de los romanos esto era como el coño de la Bernarda: un puto jaleo. Una lengua por un lao, una religión por otra... más o menos como ahora. En la época prerromana... sí, lo que va antes de los romanos se llama prerromanos, que aunque estudié con la Logse hay cosillas que uno tiene de cultura general, lógicamente por los crucigramas. Y lo sé porque no era la única palabra de diez letras medio coherente que encajaba...

A lo que iba, desde hace tiempo España is different. Si avanzamos un poco con los Césares y demás teníamos Merita Augusta. La gran capital occidental del Imperio. Que no se engañen, Mérida la pusieron de capital porque estaba allí el teatro, las ruinas y el museo ese de mancos y cojos que tiene... que no hay una estatua entera. Sin salir de Extremadura podían haber puesto de capital a Badajoz, que tiene buenos carnavales, pero claro, de que se iban a disfrazar...¿de romanos?. O mejor: Cáceres. Con su muralla, su parte antigua preciosa, sus bares, sus sitios para NO hacer botellón. Vamos, si yo fuese romano mi capital sería Cáceres. Pongo mi despachito en la parte antigua y a ver quien tiene cojones de conquistarme, ¡por no subir las jodidas cuestas cargado de armas no la conquisto!

Pero no hace falta irnos tan atrás. Un país que tiene como símbolo el Toro de una marca de vinos ya deja clara su filosofía.

Me gusta España, es mejor que los aburridos ingleses.

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