domingo, 12 de julio de 2009

¡Blasfemo!

Me cago en Dios. Sí, me cago en ese personaje imaginario que existe en las mentes de tantos y tantos seres humanos, ese hombrecito repelente que ha causado más muertes que el sexo y el dinero (juntos).

¿Y esto a que diablos viene? Pues que en Irlanda se creen con el derecho de cohibir en quién puedo o no puedo cagarme. Ya que desde hace unos días la blasfemia es delito. Y como en España somos así de copiones y nos apuntamos a las modas europeas (eso sí, siempre tarde) pues aprovecho ahora para poder blasfemar todo lo que me de la gana, antes de que vuelvan los empalamientos y la inquisición.

Lo único que espero es que esa ley no sea con carácter retroactivo y mis textos insultando al santísimo no se puedan considerar motivo de hoguera.

¡Un saludo a todos los inquisidores irlandeses!

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