jueves, 17 de julio de 2008

La influencia de la televisión.

Haciendo zapping en la televisión me vino a la cabeza la temática a exponer en la siguiente entrada de mi blog. La influencia de la televisión. Todos sabemos que es inmensa. Ese aparato que todos tenemos -al menos- en el salón de nuestra casa muchas veces nos hace actuar/pensar de una manera distinta. Tanto para bien como para mal.

Gracias a la televisión mi abuela se cree que por las noches cuando salgo nos dedicamos a organizar orgías y cosas así (ilusa ella), enormes "partys" en piscinas con chicas semidesnudas o fiestas...¿petting?, ¡menudo término! , ya veis, cosas de la tv. Bien podía tener algo de razón mi abuela.

Está bien que utilicemos un medio así para entretenernos tragarnos algunas series sin tener que bajarlas de internet y cosas así. Pero... ¿A dónde vamos a llegar si "El Diario de Patricia" aguanta siete años en antena? ¿Si para ver una película necesitamos cuatro horas en lugar de dos?.

Retomando el tema de su influencia. La televisión no es objetiva. Es lógico, ningún medio de comunicación lo es, todos sabemos que lo que dice el "Marca" y lo que dice el "Sport" tiene más a lo que quieren leer sus lectores que la noticia real. No hace falta tener un coeficiente intelectual de superdotado para entender que "La Ser" y "La Cope" dotan a sus noticias de un alto nivel subjetivo. Pero... ¿por qué la televisión, al menos en España, inspira tanta confianza? Ya no tanto en las últimas generaciones como en las anteriores, pues parece ser que gracias a internet se ha abierto la mente a más de uno, pero sigo escuchado y bastante "Esto es así, porque ha salido en la tele".

Bueno chicos, simplemente eso, la televisión es un medio de comunicación y entretenimiento más, mejor o peor que el resto (cada vez peor eso está claro) pero con un alto matiz subjetivo. Por favor, ¡no os creáis todo lo que sale ahí!

Un saludo.

5 comentarios:

  1. LA ULTIMA PELI QUE HE VISTO...

    RARITA DONDE LAS HAYA PERO ME A MOLAO....

    2 dias en paris...

    Un hombre, una mujer, las calles de París..., tariro tariroooo... ¡Sin desprecio! Julie Delpy, 37 años, realiza y coproduce aquí su segunda película (la primera pasó desapercibida para casi todo el mundo, rompe con el romanticismo y se divierte acabando con los moldes del cine romántico. Esta vez, el escenario parece sacado de una postal, entre la plaza de Tertre en Montmartre, el barrio latino o el canal de San Martín, y los personajes no son para menos.

    Marion, una fotógrafa francesa que vive en Nueva York, introduce a su novio en su familia tras un viaje fallido a Venecia. Ni la cúpula de la Basílica de San Marcos, ni las torres de la catedral de Notre Dame consiguen reavivar la llama que se va apagando entre estos dos treintañeros. Mientras Jack (un papel hecho a la medida de Adam Goldberg) descubre la verdadera naturaleza de los padres de Marion, post sesentayochistas de sexualidad desenfrenada que también pasan por una crisis conyugal, Marion se cruza con sus ex parejas por todas partes.

    Sobre esta base, que a fin de cuentas resulta banal (una pareja lejos de su entorno habitual aprende a conocerse en situaciones difíciles), Julie Delpy empuja a su personaje hasta el límite de la burla y la maldad.

    Asimismo, muestra un malévolo placer a la hora de caricaturizar a los franceses: los taxistas son todos unos catetos misóginos, los intelectuales unos obsesos sexuales sin talento, y los treintañeros parisinos unos perversos depresivos y amorales. La realizadora y actriz principal de la película confiesa haberse divertido de lo lindo a la hora de exagerar los trazos de los personajes del filme.

    Resultado: esta francoamericana se apoya en aquello que duele y alza el retrato de un país autocomplaciente, arrogante, soso, hueco y muy provinciano, que en realidad se encuentra sin aliento, sin mordiente ni capacidad de revuelta. Una impresión reforzada por la puesta en escena y el vestuario, que dan a la película un lado muy nouvelle vague (Delpy también había rodado con y Godard en 1984), la imagen permisiva protagonizada por los amigos de Marion durante una noche que viene a ofender la rectitud puritana del personaje americano, abrumado ante tales desbordamientos.

    Por fortuna, nada resulta serio y trascendental. Julie Delpy maneja el humor con brío, gracias a sus diálogos dentro de la tradición del y stand up comedy. “Siempre he pensado que una mamada es algo importante. Después de todo, fue por culpa de una mamada que Estados Unidos arruinó su oportunidad de seguir siendo una democracia...”. El desenlace se complica con un rollo mitad cínico, mitad melancólico de aire despreocupado: ¿alguien cree en la rebeldía juvenil una vez cumplidos los treinta? Dos días en París cuestiona los fundamentos políticos de una generación desfasada en busca del ideal.

    París es la ciudad del amor. Esto ya lo saben Marion (Julie Delpy) y Jack (Adam Golberg), que desde hace dos años mantienen una relación feliz. No son, por tanto, demasiadas sus preocupaciones, hasta que durante su viaje por Europa hacen una parada de dos días en París, en la casa de los padres de Marion (papeles interpretados por los propios padres de Julie Delpy). Durante estos dos días ambos padecen una profunda crisis de pareja, en la que no solo deberán tener en cuenta sus diferencias como francesa y americano.

    Julie Delpy, conocida por Antes que amanezca y Antes que anochezca, ha producido 2 días en París prácticamente sola. Ademas de escribir el guión, ha dirigido ella misma la película y se ha encargado del montaje y la música. La película se convertirá en el atractivo de este año en la Berlinale.

    Durante una hora y media la cámara recorre por la crisis de una joven pareja. Julie Delpy no limita los problemas de los protagonistas a las diferencias culturales entre los protagonistas; se trata de algo más. Ella proviene de una familia de liberales del 68; él, en cambio, sigue siendo un poco reprimido. Ella, a pesar del tiempo que llevan juntos, trata de tener ideas claras; él se las da de razonable y adulto. Sus caracteres son muy diferentes, lo que no facilita las cosas a la hora de poder identificarse el uno con el otro. Simpatía e incomprensión llevan a disputas en toda regla.

    Julie Delpy muestra poco respeto por la reputación de sus compatriotas franceses. Ha rodado, en cierto modo, el primer Woody-Allen a la francesa. También en París todo el mundo parece algo neurótico, como los habitantes de Nueva York. Todo sucede un poco más deprisa, haciendo polvo a la gente algo más, más bárbaro de lo que habitual al otro lado del Atlántico. Una combinacion enredada de “culture clash”, película romántica y comedia.

    JAJA ANDA OY TE PODRAS QUEJA EHH QUE TE DEJAO 3 COMENTARIOS Y ME LEIO MEDIO BLOG XDDD
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    DE LA INFLUENCIA DE LA TELEVISION...mmm
    la wiki dice...
    En la sociedad, la influencia se presenta en las interrelaciones de agentes humanos y se muestra claramente en los cambios de actitud que presenta un determinado grupo de personas a las cuales va dirigida, teniendo en cuenta el grado de los cambios determinando así el grado De influencia ejercida. En el desarrollo de la influencia se presentan distintos factores que permiten su realización, como los recursos políticos que se cuenten, y la habilidad de persuasión y disuasión. La influencia utiliza métodos flexibles, entre los cuales se destaca el poder de convencimiento, para su aceptación y deja a criterio del sujeto quien decidirá si aceptarla o por el contrario rechazarla.

    la ultima frase esa es la cuestion...algo o alguien no influye si uno no se deja influenciar...

    acabo dejando unas preguntas en el aire...
    ¿Es la tele mala o nosotros la hacemos mala?..


    bsitooooooooooos

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  2. ¿Es la tele mala o nosotros la hacemos mala?

    Nosotros dejamos que sea mala. :)

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  3. La tele está ahí para que cada uno elijamos lo que queremos ver. nadie nos obliga a ver algo que no queramos, pero sí es cierto que podrían emitir cosas mas interesantes, aunque es muy difícil emitir programas a gusto de todos. por otra parte, creo que la cuatro, pone otra clase de programas diferentes.
    Un saludo!

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  4. Sólo critico lo fácil que es convencer a la gente.
    Los contenidos de la televisión variarán cuando la gente quiera que varíen. ;)

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  5. Hoy hablaban en el telediario (por llamarlo de alguna forma...) que la TDT está ya a la orden del día con no sé cuántos canales más para disfrutar. Sinceramente, no sé de qué. Me remito a una frase de Groucho Marx (algo así): "me encanta la televisión, cuando alguien la enciende, me voy a otra habitación a leer un libro".

    Un abrazo!

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