sábado, 14 de marzo de 2009

Malos Malísimos

El cine está lleno de excepcionales villanos con una inteligencia por encima de la media. Son mis malos preferidos. Fríos, calculadores. El crimen para ellos es una operación de precisión, microcirugía. Desde Hannibal hasta Jungla de Cristal. Narran historias de gente perversa y macabra que se divierte jugando con sus perseguidores.

Pero a veces la realidad supera a la ficción. Hoy me ha impactado de sobremanera una noticia que he leído en El Periódico sobre una mala malísima. Resulta que la susodicha conocía a gente en redes sociales con un parecido físico con ella razonable, las estudiaba, las mataba y les suplantaba la personalidad para vender su inmueble y pedir créditos a su nombre. La inteligencia al servicio del crimen.

El problema es cuando mi pensamiento va más allá y piensa que seguro que existe gente más extraordinaria y sutil que esta rusa, gente cuyos crímenes sean más perfectos, asesinos y ladrones que no serán descubiertos nunca, verdaderos maestros, genios del delito. Y no me refiero precisamente a los alcaldes de Marbella o a los políticos del país, que no son exactamente brillantes.

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