viernes, 3 de septiembre de 2010

La ley del gordo y los dulces del recreo

La ley del gordo ha llegado. La he bautizado yo con ese nombre. Lo siento por los gordos, pero los gordos son gordos, no rellenitos, y no pasa nada por ser gordo (¿que hay contra esa palabra?)

Ya por ley (o cuando entre en vigor que a saber cuando es eso) los gordos no pueden ser discriminados por ser así, gordos. Cosa que me parece, en muchos casos una aberración. Por que a ver, seamos sinceros y pasemos un poco de correctismos: hay trabajos que un gordo no puede hacer de la misma manera que uno que no lo sea, porque exigen unas características físicas determinadas.

O tema vuelos... ¿por qué un gordo tiene que pagar dos billetes? ¡Pues porque ocupan dos asientos! ¿Tan difícil es de entender? Para una compañía aérea, a efectos prácticos un tio que ocupe dos asientos son dos tíos y tienen que pagar dos billetes (o al menos casi en su totalidad, porque en el billete también van incluidos gastos de gestión y personal y demás).


Pasando a los dulces del recreo. Por lo visto es intención de que en los colegios no se vendan bollos y demás porque es malo para los niños, cuando es mentira. Un cruasán de vez en cuando no le sienta mal al chico. Lo que pasa es que en vez de educar a los niños es más sencillo quitarles de la vista las chucherías. Como siempre nos olvidamos de una palabra que en España está poco de moda: educar. Al niño hay que enseñarle que las chucherías y los dulces no son buenos en mucha cantidad y que hay que comerlos con moderación. Un día un dulce y cuatro días bocadillos y fruta, y santas pascuas.

En fin, así va España, que nos dedicamos a debatir temas triviales y absurdos con toda la que está cayendo encima. Creo que lo hacen a propósito para que la gente pueda hablar de estos temas y se olvide del Gürtel y resto de mierda política.

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