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lunes, 11 de agosto de 2014

Español operado de garganta

No sé si es algo normal en el resto de España, pero es increíble la cantidad de Españoles operados de garganta que están pidiendo por las calles de Cáceres. Y no es que me parezca mal que pidan, que contra el vicio de pedir está la virtud de no dar. Lo que me parece mal (o al menos triste) es que su mayor argumento sea el lugar en el que su madre los parió. De esos hay otros tantos del tipo Español en paro, Extremeño sin recursos, o De Cáceres de toda la vida. 8 apellidos vaya. Más extremeño y cago bellotas.
¿De verdad que lo máximo que puedes aportar a la sociedad es haber nacido en el mismo sitio que yo? Tu problema no es el dinero, amigo.

Para mi, un argentino, rumano, marroquí, belga, portugués o francés (fijaos lo que os digo, ¿eh? un gabacho :P) que limpie cristales, toque la flauta dulce o haga malabares; aporta más, es más útil y por lo tanto tendrá mi apoyo mucho antes que un señor que dio la casualidad que nació donde yo, y donde yo se ha quedado a pedir ¡pa' qué moverse oye!

Y el problema no es el marketing del mendigo en cuestión. Cada uno puede poner en valor lo que mejor crea (he visto curriculums peores, bueno es que he visto cada cosa...), el problema es que... ¡funciona! Hay gente que cree que ese señor por ser español, tiene más derecho a recibir limosna que otro señor que no lo es. Y mira por donde, mi opinión es que es incluso al revés; porque una persona que viene de otro país, que ha cambiado de continente, ha dejado a su familia y ha hecho lo que ha estado en sus manos para estar mejor, tiene mucho más valor que otro que simplemente no encontró una obra en la que seguir trabajando.  O cerró el bar en el que trabajaba y tiene la mala suerte de no tener familia, o quizá no tuvo cuidado y acabó mal acompañado, se dio a algún vicio insano y perdió la que tenía. Lo que sea.

España tiene un problema. O los españoles: la falta de apreciación del valor. No conseguimos ver más allá de nuestra polla y creemos que lo que nosotros pensamos es lo mejor y que lo que a nosotros nos gusta les debería de gustar a todos. Es más, pensamos que la tenemos tan grande que los que comparten características con nosotros son mejores que aquellos que no las comparten. De ahí que les demos dinero a mendigos por ser españoles (como nosotros), que montemos negocios sin tener ni puta idea del mercado que hay en la zona (pero eso sí, vendemos cosas chulísimas que no entiendo por qué no se venden cuando a mi me encantan), leemos los periódicos que dicen lo que quiero escuchar (para estar cómodo y respaldada mi opinión por los medios) y creemos que las cosas malas pasan por culpa de la mala suerte (o lo que es igual, por arte de magia). Luego vienen las hostias de la vida, que le pueden llegar a cualquiera, y acabamos poniendo un cartel pidiendo ayuda y diciendo que eres español operado de garganta. Es el ciclo de la vida, ya lo decía Disney.

Me gustaría decir que soy distinto pero lo cierto es que a todo el mundo le gusta mirar para abajo, ver su miembro viril y sentir que está respaldado por los medios de comunicación y por un grueso importante de gente. Que actúa de forma correcta y que tiene razón, y que obviamente el resto está equivocado. Pero lo cierto es que no tengo ni puta idea de si tengo razón o no. Sólo puedo estar seguro de intentar siempre ser congruente. Decir, pensar y actuar de la misma forma y por supuesto, buscar la verdad en lugar de lo que quiero oír.

Desde luego que esto es una opinión.Como tal es personal y obviamente sesgada por mi experiencia y mis vivencias.  Pero bueno, ahí queda, para la posteridad.

un saludo!





martes, 1 de febrero de 2011

1984

Mi regalo de reyes, el libro 1984 de Orwell, ha resultado ser un documento que consigue plasmar de una manera impresionante, las máximas de la sociedad actual. Es cierto que las acciones del gobierno que actúa en la sociedad orwellineana son extremas, pero los valores, lo que hay detrás, define perfectamente el modelo moderno.

Hablo de un libro escrito en las Islas británicas allá por el 1947/48 . Una época marcada por el pasado/presente de los dictadores europeos, por lo que no es de extrañar que la ideología fuera la que se plantea en el texto que pondré a continuación.


Pero también resultó claro que un aumento del bienestar tan extraordinario amenazaba con la destrucción -era ya, en sí mismo, la destrucción- de una sociedad jerárquica. [...]

Si la riqueza llegara a generalizarse, no serviría para distinguir a nadie. Sin duda era posible imaginarse una sociedad en la que la riqueza, en el sentido de posesiones y lujos personales, fuera equitativamente distribuida mientras que el poder siguiera en manos de una minoría, una pequeña casta privilegiada. Pero, en la práctica, semejante sociedad no podría conservarse estable, porque si todos disfrutasen por igual del lujo y ocio, la gran masa de seres humanos, a quienes la pobreza suele imbecilizar, aprenderían muchas cosas y comenzarían a pensar por sí mismos; y si empezaran a reflexionar, se darían cuenta más pronto que tarde que la minoría privilegiada no tenía derecho alguno a imponerse sobre los demás, y acabarían barriéndoles. A la larga, una sociedad jerárquica sólo sería posible basándose en la pobreza y en la ignorancia.[...]

A continuación otro que impacta si cabe más. Podemos aplicarnos la moraleja de la historia en estas próximas elecciones. O en las siguientes. O en las posteriores a las siguientes, y desde luego en todas las pasadas.

Durante todo el tiempo que se tiene noticia, probablemente desde finales del periodo neolítico, ha habido en el mundo tres clases: los Altos, los Medianos y los Bajos. [...] Los fines de estos tres grupos son inconciliables. Los altos quieren quedarse donde están. Los Medianos tratan de arrebatarles sus puestos a los Altos. La finalidad de los Bajos - cuando la tienen, porque su principal característica es hallarse aplastados por las exigencias de la vida cotidiana -, consiste en abolir todas las distinciones y crear una sociedad en que todos los hombres sean iguales. Durantes largos periodos los Altos parece que se encuentran muy seguros [...], entonces son derrotados por los Medianos, que llevan junto a los a los Bajos porque les han asegurado que representan la libertad y justicia. En cuanto logran sus objetivos abandonan a los Bajos y los relegan a su antigua posición de servidumbre, convirtiéndose ellos en Altos.

Sin siquiera terminar de leer el libro -y seguro que no llego a conclusiones equivocadas- he llegado a una conclusión: debería ser un libro de lectura obligatoria.

Estos fragmentos no son el estilo habitual del libro pues forman parte de un manuscrito que lee el protagonista. La historia se hace mucho más amena que esta reflexión política/social que transcribo. Animo a leerlo a todo aquel que le apetezca saber un poco más sobre la sociedad.

Termino con una frase muy buena que puede describir la situación actual de cualquier país, digamos: España.

Hasta que no tengan conciencia de su fuerza no se rebelarán, y hasta después de haberse rebelado, no serán conscientes. Éste es el problema.


Un saludo, amigos.